Si bien es cierto que una de las muchas medidas que se implementaron durante la pandemia para incentivar las reservaciones y el flujo de turistas, era la llamada tarifa flexible o política flexible, que permitía que los futuros huéspedes pudiesen cancelar las reservaciones sin generar ninguna penalidad, en virtud de la incertidumbre que existía para el momento. Sin embargo, con la normalización de la actividad turísticas estas políticas están quedando en el pasado, muchos establecimientos en virtud de las altas demandas, están retomando las medidas de penalización por cancelaciones a última hora, es el caso de Extremadura, que ha manifestado su preocupación por las altas cancelaciones de último minuto en alojamientos rurales. Según información suministrada por la plataforma turística Tourisnews, el 15% de las reservas en establecimientos rurales en Extremadura se terminan cancelando a última hora.
Según informa elDiario.es, desde la Federación Extremeña de Turismo Rural (FEXTUR) se busca proteger y endurecer las políticas de cancelaciones debido a las nuevas prácticas de los clientes, ya que la actual normativa se encuentra «algo obsoleta», ha asegurado Victoria Bazaga, la presidenta de la Federación.
Además, Bazaga ha explicado que las cancelaciones de última hora afectan, sobre todo, a los establecimientos pequeños, puesto que pueden prever una ocupación completa en un puente y después verse sin habitaciones libres ni tiempo suficiente para ser ocupadas.
Otro de los motivos que explican estas prácticas, y que hace ganar clientes a las plataformas de venta online, es la cancelación gratuita que ofertan en sus páginas webs.
Por otro lado, el presidente de la Asociación de Hostelería y Turismo de Extremadura, Antonio Martínez, cree que es conveniente que esta cuestión se aborde también a nivel nacional.
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